Estrella, era huérfana desde hace solo dos años, tenía
ahora 25 y sus padres murieron, ambos, en un accidente de coche, un día
lluvioso, cuando su coche salió de la vía en la autopista, dando varias vueltas
de campana, sin que ningún otro vehículo estuviese implicado.
Se habló de exceso de velocidad, de mal estado de los
neumáticos, de la carretera, no se sabe, pero esa noche, los padres de Estrella
y de la adoptada Mila, dejaban este mundo, y con él, una de las empresas más
grandes de España de fabricación y venta de galletas.
Estrella, tras la muerte de sus padres decidió dejar todo en manos de su tío, que gestionaba la fábrica y Estrella vivía una vida "normal" de estudiante en Jorgebro, compartiendo un piso de dos habitaciones con María, una joven estudiante universitaria, alocada como todas las de su edad, pero buena gente, que fue la primera en responder a su anuncio del tablón de la universidad.
Mila mientras tanto se había mudado a una pequeña ciudad
del sur de España, donde, como decía ella, vivía su vida, sin problemas
económicos, disfrutaba del clima, de su Soledad.
Desde que, con 4 años, los padres de Estrella la habían sacado de aquel
orfanato, para llevarla a su casa, se había sentido querida como nunca, y el
fallecimiento de sus padres adoptivos la había dejado muy tocada.
Por eso tomó la determinación de desaparecer, cambiar de
ambiente, alejarse de todo lo que les recordase a ellos, pese a que con eso
también se tuviera que alejar de su hermana Estrella, que era la única familia
que le quedaba,
Así las cosas, las dos hermanastras se llevaban bien, y al
menos una vez cada dos o tres días se llamaban y o chateaban en Telegram. Hasta su desaparición.
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