sɐsoɔ әnb әs әɯ uɐʌ opuәᴉɹɹnɔo , lɐʇ zәʌ ou uɐƃuәʇ ᴉu sәᴉd ᴉu ɐzәqɐɔ , oɹәd ᴉsɐ ʎos oʎ , ɐ sәɔәʌ oɔol , ɐ sәɔәʌ un oɔod ···

miércoles, 26 de junio de 2024

El cubo blanco, Capítulo 10.

 Capítulo 10

Trebor no tenía ganas de hablar con nadie y apagó el móvil.

Miró a Emma y le dijo:

 

- No entiendo nada, ¿para eso me hacen venir hasta aquí?, no me lo explico, no me lo explico.

 

- Yo tampoco, Trebor.

He mirado la matrícula, y estaba tapada, solo tenía una pegatina con un cubo blanco, como la que se llevó a Chloe, y luego lo de la llamada de esa loca.  ¿Qué es lo que quería?

 

- No lo sé Emma, no lo sé.

 

Y con la caja bajo el brazo y la nota dentro, se fueron caminando, sin saber que hacer, si ir a la policía, a casa o hacia donde encaminarse...

 

Tras un cuarto de hora en silencio, Trebor pensó que tal vez los secuestradores le podrían llamar, y tenía el móvil desconectado.

 

Lo encendió y le saltaron varias notificaciones, seis llamadas perdidas, 8 mensajes en Telegram...todo del mismo número.

Abrió Telegram y leyó lo siguiente:

 

- Hola por favor, no me bloquees.

Soy Estrella, mi hermana adoptiva Mila fue secuestrada y los secuestradores me han dado una caja con un sobre, con una nota en la que me dicen que llame a este número.

 

Y a continuación, una caja igual que la que en esos momentos tiene Emma en sus manos y una nota en la que ponía:

- Llama: 6047474 470.

 

Efectivamente ese era su número.

 

Emma dijo:

 

- Igual no está loca, porque toda cuadra. 

¿Y si la llamas?

 

Trebor, tras unos segundos, asintió.

Marcó el móvil de Estrella y tras un par de tonos, en el otro lado, Estrella, sofocada contestó:

 

- Hola, soy Estrella, gracias por llamarme, tenemos que hablar de mi hermana. 

 

Por favor ayúdeme.

miércoles, 19 de junio de 2024

El cubo blanco , capítulo 9

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 Capítulo 9

Justo en ese mismo momento, en el monumento del Pensador en Barbarian, Trebor , vigilado de cerca por Emma , que no había querido dejarlo solo, pasaba por una situación muy parecida.

También la furgoneta negra, la pegatina, el cubo blanco y la caja lanzada desde la puerta lateral.

Trebor sale corriendo detrás de la furgoneta, que ha escapado a gran velocidad. 

Cuando regresa, Emma está mirando la caja, sin atreverse a abrirla.

Trebor la coge, la sujeta con una mano y con la otra lentamente la abre, ante la mirada de Emma que no puede articular palabra.

 

Dentro de la caja, un sobre con un folio dentro.

 

Trebor lo saca, lo desdobla y lee en voz alta:

 

No acudas a la policía, tu hermana está bien, si haces lo que te decimos, no le pasará nada.

 

Fdo: C. Blanco

 

Emma, mirando a Trebor, preguntó:

 

- ¿Ya está?, ¿no dice nada más? , ¿Pero qué es lo que quieren ? 

 

Trebor, la miró, cogió la nota y se la dio a Emma.

 

En Jorgebro, Estrella tenía otra nota. En la suya ponía solamente,

Llama: 6047474 470.

 

En ese momento sonó el móvil de Trebor. Un número que no conocía.

Trebor descolgó:

- Dígame

 

Desde el otro lado, la voz temblorosa de Estrella, dijo un , hola, apenas imperceptible.

 

Trebor insistió:

 

- ¿Dígame?

 

De nuevo Estrella, intentó hablar, esta vez consiguió que la voz saliera de su garganta.

 

- Hola, soy Estrella.

 

- ¿Estrella?, Creo que se ha confundido.

 

. Espere, no me cuelgue, soy Estrella, me han dado su número y me han dicho que lo llame, ¿Qué sabe usted de Mila, mi hermana?

 

- Lo siento, ya le digo que se ha confundido, ¿Con quiere usted hablar?

 

- No lo sé, solo sé que tengo que hablar contigo. Han secuestrado a mi hermana, me han dicho que te llame...

 

- ¿Secuestrada? ¿de verdad? No sé quién es usted, pero no voy a soportar que encima se burle de mí, y colgó enfadado.

miércoles, 12 de junio de 2024

El Cubo blanco, Capítulo 8

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Capítulo 8

Eran las 17:30 h.

En el pasaje de la luna, en Jorgebro, una preciosa ciudad en el norte de España, Estrella miraba una y otra vez el reloj.

Las 18 h horas era el momento que una voz desconocida le había dicho que estuviera allí, a la espera de no sé sabe qué, pero que estaba segura que tenía que ver con su hermana adoptiva Mila.

A pesar de la hora y de ser un lugar céntrico, apenas paseaba gente por el lugar, apenas unos padres cargados con las mochilas de sus niños, mientras estos, sin peso alguno en sus espaldas ni en sus conciencias, se dedicaban a corretear, jugar y gritar, con sus vocecillas agudas en un parque cercano.

Estrella miraba la hora de nuevo, había llegado pronto, y el tiempo parecía haberse detenido.

Las 17:40 h, un par de personas paseando al perro pasan dialogando por delante del banco en el que está la inquieta Estrella, que disimula mirando el móvil.

 

Un barrendero pasa con su carro, dándole las buenas tardes, 

Estrella se pone en guardia, pero el trabajador recoge una lata del suelo, la echa al carro y sigue su camino.

 

Miró de nuevo el reloj, ya eran las 6 menos 5 minutos, Estrella está al borde de un ataque de nervios.

 

Estrella se levanta y empieza a pasear, sin dejar de mirar a un lado y a otro, hasta que de pronto ve acercarse una furgoneta negra, sin más distintivos que una pegatina de un cubo blanco.

La furgoneta se desplazaba despacio, por una zona peatonal, prohibida para los vehículos.

Estrella se pone detrás del banco, intentando apartarse de la trayectoria de la furgoneta, cuando en ese momento, se abre la puerta lateral y sale de ella una caja, obviamente blanca, que cae al suelo.

En ese momento, la furgoneta sale derrapando, mientras se cierra la puerta con estrépito.

 

La chica corre a coger la caja, la pone en el banco y la abre.

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miércoles, 5 de junio de 2024

El libro blanco Capítulo 7

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 Capítulo 7

Mila, despertó con fuerte dolor de cabeza, abrió los ojos, pero ahí seguían esas pareces blancas inmaculadas y esa luz cegadora en el techo.

Por unos instantes creyó que había oído golpes al otro lado de la pared, pero de nuevo el silencio invadió la estancia.

Clhoe al otro lado de la pared, golpeaba con fuerza en cada uno de los lados de su cubo, intentando buscar una salida, golpeaba con brazos y piernas, gritaba, lloraba, hasta que extenuada cayó rendida y agotada, sollozando sobre el blanco colchón que había en una esquina de su cárcel blanca.

El silencio se volvió a apoderar de su cubo.

Habían pasado ya 3 días desde que a ambas las habían secuestrado, 3 días que para ellas podrían ser 3 meses, porque sin ventanas a la calle, y que estaban dormidas la mayor parte del tiempo, no sabían el tiempo transcurrido.

Ambas dormían, cuando despertaban se encontraban un poco de comida en un plato blanco, justo al lado del colchón, junto a un vaso blanco con agua. 

Los primeros días, ambas hacían lo mismo, dejaban parte de la comida, el estar encerradas les había quitado el hambre, bebían el agua con mucho cuidado, pensando en que en ese agua estaba el somnífero que les hacía dormir.. Y empezaban a dar vueltas por el blanco cubo, como un zorro enjaulado...

Pronto empezaban a notar el sueño, el aire se volvía denso, muy denso, sentían que las fuerzas les iban faltando y poco a poco se iban sumiendo en un poderoso sueño.


Cuando despertaban, de nuevo tenían el plato y el vaso esperando en el rincón y ese fuerte dolor de cabeza perpetuo, que tenían desde la primera vez que despertaron en el maldito cubo blanco.

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