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jueves, 20 de enero de 2011

¿Te gustan los trenes? (Por Tronco)

Hola teclas, aquí va el prometido escrito de mi amigo Joaquin:


La mayoría de las personas se suelen sentir atraídas por los trenes, no es extraño ver a gente disfrutar del simple paso del mismo. 
Si tu eres uno de ellos te voy a recomendar un bonito viaje, que yo mismo (el burrito delante) realice en compañía de mis padres y una buena amiga. 
El viaje es el tren de Canfranc, salimos sobre las 7,45 de la mañana y llegamos a la 12 menos 20. 
El trayecto es precioso desde que comienza hasta que acaba, disfrutando de los diferentes paisajes que nos encontramos desde Zaragoza hasta Canfranc. 
En un principio los campos de cultivo de grano y algunas huertas, para dar paso al Pre-Pirineo y finalmente al Pirineo. 
Se puede disfrutar de las vistas de los Mallos de Riglos, del agua verde-azul del río Gallego, del lugar idílico que conforman el pantano La Peña abrazado por el manto verde de los árboles. También es un tren que para en todas las estaciones, lo cual quiere decir, que para en todas las localidades grandes como Huesca, o pequeñas como cualquier pueblo. 
Poco a poco el tren se va llenando de vida a su paso por las mismas, la atmósfera que se respira es un ambiente calido, y agradable, donde la charla con el desconocido fluye por si misma, y a la hora de almorzar cualquier compañero de viaje te ofrece un bocado de lo suyo, o un trago de vino de la bota aragonesa. 
Una vez llegados a Canfranc la verdad no hay mucho que ver, que se esconda entre cuatro paredes, si no el disfrute de la pureza de un lugar sagrado como es el Pirineo. Se come muy bien por poco precio de los platos denominados caseros, que están deliciosos. La estación da un poco de pena verla tan deteriorada, ahora esta en reconstrución. 
El tren vuelve a ponerse en marcha a la 17,50 para llegar a Zaragoza a las 22 menos 20 aproximadamente. 
El regreso es más bello si cabe, por que en localidades como Ayerbe que hay alberges juveniles el tren se llena por completo, y es cuando el espíritu del amante del tren palpita de gozo, al ver pasillos rebosantes de gente en ocasiones sentada en el suelo, debido a que no existe sitio físico para viajar en un asiento, la gente habla, ríe, duerme, entra en sus portátiles para observar las fotografías, que quedaran grabadas en su memoria como un bonito recuerdo, en fin todo esto para mi hace que sea un viaje maravilloso. 
Mi abuelo fue ferroviario, mi padre nació y se crió en la estación de Muel. 
En mi casa cuando yo era pequeño no teníamos coche, y cuando íbamos de vacaciones siempre lo hacíamos en tren, aunque he viajado en trenes de la época de los denominados rápidos o caros, como era el Talgo, el que más sensaciones placenteras ha depositado en mi memoria ha sido el tren Correo, ya que paraba en todas las estaciones, todavía recuerdo su paso dulce y cansino, y el inolvidable sonido del traqueteo del tren a su paso por la junta de las vías. 
Yo amo el tren antiguo y la esencia del mismo, con gente deambulando por los pasillos, el dialogo fluido, el compartir con el prójimo, que para nuestra desgracia pronto se perderá con los trenes de alta velocidad, que aunque sean fabulosos no están creados para el disfrute humano, y con el humano en el trayecto, si no llenos de comodidades, y nuevas tecnologías que nos encierran un poco más en nosotros mismos, y encima disfrutas poco de ellas ya que estan ideados para llegar rápido a los sitios, en una sociedad en la que el tiempo es un segundo que siempre llevas pellizcándote el trasero.
Si os animáis feliz viaje.


Gracias amigo por compartirlo con nosotros.
Hasta luego teclas, otro día os cuento más cosas.

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