De nuevo el estamento arbitral se ha convertido en protagonista de un partido del Real Zaragoza.
Yo ya no sé si es que me estoy mal acostumbrando, pero al
acabar el partido de ayer además de robado, me sentí resignado más que
enfadado.
Tal vez es que estamos tan acostumbrados a que los árbitros
sean los que cambien los resultados de los partidos que ya acepto con
resignación que en un solo partido nos hayan podido birlar hasta tres penaltis,
que uno de ellos al menos podría haber acabado con una expulsión de su
causante…
También es cierto que el partido fue malo, muy malo. Que en la primera parte el único equipo que había creado peligro era el levantino, que el gol que marcaron lo hicieron a partes iguales por méritos propios y deméritos de los nuestros.
También es cierto que el partido fue malo, muy malo. Que en la primera parte el único equipo que había creado peligro era el levantino, que el gol que marcaron lo hicieron a partes iguales por méritos propios y deméritos de los nuestros.
Nuestra defensa , marcada por las ausencias , una de ellas
en el propio calentamiento del partido veía como un balón que apenas llevaba
peligro, por lentitud y/o dejadez de los blanquillos llegaba a las mallas de
nuestra portería.
Y eso no fue culpa del árbitro. Antes ya había pasado lo del
codazo sin sancionar.
Yo hablaba por whassapp en el descanso con un amigo
osasunista, casualmente ellos también fueron robados esta jornada, con un
penalti que no fue en el último minuto y una expulsión excesiva…
A mí no me gustaba lo que estaba viendo, en ningún sentido,
ni en juego ni en arbitraje ni por supuesto en resultado.
La segunda parte mejoró algo en juego, empeoró en arbitraje
y siguió igual de mal en cuanto a resultado.
Lo peor es que al acabar el partido la resignación podía al
enfado, de nuevo perdíamos un partido en casa, de nuevo por 0-1 y de nuevo por
un equipo que no había hecho mucho más que nosotros, en lo que a juego se
refiere, para llevarse los tres puntos de la Romareda.
Lo mejor, es que desde hace años si nos metían un gol ya
daba el partido por perdido. Ahora sin embargo, ceo en la remontada, espero que
una genialidad, al estilo de Aranda en Copa, quite el cero del marcador local y
nos deje al menos un puntico en el casillero.
Pero de nuevo un árbitro no cumplía con su trabajo y dejaba
de señalar un clarísimo penalti de nuestro exjugador Juanfran en el 90.
Y cuando acabó el partido, allí estábamos mi enfado, mi
decepción y mi resignación, todos juntos dando vueltas de mi corazón a mi cabeza,
arriba y abajo, pero tranquilo, sin los agobios de temporadas pasadas en los
que una derrota dolía, escocía, te hundía…
Ahora la confianza que nos da el equipo, a pesar de no desarrollar buen juego, a pesar de llevar perdidos 5 partidos en casa, a pesar de esos 15 puntos que hemos dejado escapar, la renta de haber ganado más partidos fuera en esta liga que en las tres anteriores juntas me hace tomarme las cosas con una tranquilidad que, dicho sea de paso, no es normal en mí.
La costumbre a ser robados por los árbitros, a perder
partidos con equipos que solo se dedican a no dejarnos jugar, aprovechan su
oportunidad y nos hacen su gol, a sufrir decepciones con derrotas no merecidas.
Esas malas costumbres a las que no deberíamos acostumbrarnos jamás.
También como acostumbra, Molinos, (para el que no lo
recuerde, el presidente del Real Zaragoza) , sigue en su cueva , inaugurando
sedes de peñas, pero sin salir a la palestra cuando somos atacados, no levanta
la voz ni un solo decibelio para poner los puntos sobre las ies, para quejarse
del arbitraje, un arbitraje , como dijo nuestro capitán, “”sibilino”.
En Tierra comanche hay un dicho que dice: “La costumbre hace
ley”, y me niego a ello en lo que al Real Zaragoza se refiere, no quiero
acostumbrarme a ver como el Real Zaragoza no es capaz de crear ocasiones cuando
se ve obligado a llevar el mando del partido, ni a ver como los de negro no
hacen bien su trabajo perjudicándonos, ni como el Señor Presidente no habla, no
nos defiende.
No quiero, no quiero acostumbrarme a eso, quiero seguir
confiando, disfrutando, si es necesario sufriendo, pero no resignarme a la
injusticia.
La única costumbre que no quiero perder, a pesar de que en
realidad cada vez me gustan menos estas fechas si es que me han gustado alguna
vez, es en desear a todos/as y cada
uno/a de los/as zaragocistas que me hacéis el favor de leerme, que paséis unas
felices fiestas, en compañía de la gente que os quiere.
Antes de acabar el año aún hay que jugar en San Mamés, el
último partido en la vieja Catedral, y tras ello como de costumbre volveré por
esta web a felicitaros el año, esperemos que un feliz año, y que lo comencemos con tres puntos más de
los que ahora están en nuestro casillero.
Lo dicho, pasarlo bien, disfrutar en estas fechas y en
todas, pero sobre todo no nos acostumbremos a ser perjudicados sin al menos
levantar la voz, porque no hay peor castigo que la indiferencia.
Hasta la semana que viene que seguiré donde estoy, como es
costumbre, en Tierra comanche.
Otro día más cosas , amigas teclas.
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