Ayer , iniciaba el primero de los 3 viajes para ver al Real Zaragoza en 8 días, con la esperanza del cambio, de acabar con las X , esa pesada cruz que llevamos ya demasiadas jornadas arrastrando, con la esperanza de celebrar una victoria en el templo, una victoria que no hemos podido celebrar desde aquella en febrero 2019 frente al Depor, cuando íbamos lanzados a 1ª ... y nos quedamos por el camino.
El Real Zaragoza está rompiendo récords, pero a diferencia de lo que suele pasar con los récords, no es motivo de alegría, más bien de tristeza, de preocupación de hartazgo, sobre todo , en mi caso al menos, un hartazgo de todo, de pasarlo mal antes, durante y sobre todo tras el partido.
Antes al menos jugábamos a algo, hacíamos ocasiones, aunque acabábamos incluso derrotados. Pero había esperanzas.
De un tiempo a esta parte, apenas creamos ocasiones, nuestros mejores hombres están lesionados, hay otros condenados al ostracismo, no se sabe el motivo, como Ros o Clemente, este último podría ser a causa de su no renovación...
Alineaciones extrañas, sin haber repetido la misma en las 13 jornadas de liga.
Con un equipo sin gol, pero que al menos antes creaba ocasiones, los postes, los porteros rivales y la mala suerte... también la falta de puntería y calidad de los nuestros , impedían que el balón se convirtiera en gol.
Pero en los últimos partidos nada, unos minutos de buen juego, casi siempre después de recibir el gol. Ayer parecía que la suerte cambiaba, un gol de Nano mesa, que recibía rebotado de un contrario lo que parecía ser un disparo, un mal disparo, de James, en el min 1, y que el VAR decidía que subiera al marcador.
A partir del gol, apenas inquietamos la portería rival, con un Mirandés que crecía conforme pasaban los minutos y que a punto estuvieron de lograr el empate , con un cabezazo al palo, que Cristian, tras haber hecho el Don Tancredo reaccionaba sacándolo casi de dentro, y que de nuevo el VAR actuaba a nuestro favor, no dando el tanto.
En la segunda mitad , el Mirandés seguía creciendo a la misma velocidad que el Real Zaragoza bajaba en intensidad y juego.
Los cambios de JIM no resolvían nada, más bien lo contrario. Los nuestros, muchos de ellos , se arrastraban por el campo ... pensar que jugamos de nuevo el jueves y el domingo, alguno no va a aguantar ni el calentamiento
Al final, un rebote, un fallo de marcaje, en el 95... de un partido alargado hasta el 97 sin motivo y un nuevo empate, el del récord, el del hastío, el que nos deja en descenso.
De nuevo a coger el coche y volver , esta vez solo, como muchas veces este año, de noche, como tantas otras veces , y si no era lo suficientemente patética la escena, lloviendo.
Casi dos horas dándole vueltas al partido, a lo difícil que es seguir manteniendo la fe, el daño que me hace, nos hace el mantener una esperanza , un sentimiento, que desde hace tiempo no nos da más que disgustos.
Me dio tiempo a arrepentirme una y cien veces el haber comprado la entrada para Burgos, sabiendo que puede ser más de lo mismo o incluso peor .
La frase dice, "Te animaré cuando menos lo merezcas, porque será cuando más lo necesites" ... cada vez es más dificil, cada vez cuesta más llevar la cruz , cada vez duele más todo y a veces te preguntas si gastar dinero y salud, merece la pena.
No seré zaragozano, zaragocista el primero.
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