Este fin de semana comenzaba la liga, la de verdad, la que jugamos nosotros, la “adelante”, no esa que siempre ganan los mismos, ya sea por goleada o en el último minuto.
Y a pesar del lema del Real Zaragoza oficial, la verdad es que hasta ahora hemos sonreído poco, muy poco…
El sábado cuando me puse en la pantalla de mi ordenador a ver el partido, ya que este año no “salimos” ni en los bares de Tierra comanche, estaba entre asustado y esperanzado.
Pronto pasé a estar solo asustado.
El partido fue casi una repetición de lo vivido el día 6 en Tudela.
Fallos infantiles en defensa, pérdidas de balón en el centro de campo y nulas ocasiones de ataque.
Después, también como en Tudela, nos metieron un gol y despertamos, ahí empezamos a hacer el juego que quiere, o así parece, Herrera, el balón “al suelo” y tocando con criterio.
Por fin una jugada de ataque, un oasis en el partido, y gol del debutante Roger.
Ah, se me olvidaba, también como el año pasado en varios partidos, el árbitro nos perjudicó, y nos anularon un gol legal.
Al final el empate que nos deja un buen sabor de boca, a algunos, porque en algunas radios aragonesas los apocalípticos, siguen disparando con bala y hablando de lo malos que somos.
El domingo me invitaron al Sadar, allí pude ver como a pesar de que su equipo haga un juego desastroso, se retire al descanso con un 0-2, la afición jamás silva a los suyos. Pude ver como a base de entrega, tal vez porque no tienen otra cosa, el Osasuna recortó distancias, como también el árbitro les perjudicó dejando de pitar un penalti claro en el área nazarí. Y tal vez fui el único que salía del campo tranquilo, sin haber sufrido y sin seguir sufriendo tras la derrota del equipo local.
La liga es muy larga y más que se nos va a hacer, demasiados equipos, demasiados partidos y demasiado sufrimiento para repartir.
Yo le comentaba a mi amigo en la grada del Sadar, que hace tiempo, mucho tiempo que no disfruto con mi equipo, no sonrío, solo sufro, por eso ver un partido entre dos equipos que no son el mío es para mí una terapia para seguir queriendo al fútbol, para que no sea solo sufrir, perdiendo, empatando o ganando, pero sufriendo.
Yo quiero volver a sonreír, quero disfrutar de mi equipo, quiero ver que jugamos a fútbol.
Queda mucho camino por andar, eso acaba de empezar, de momento no hemos perdido, y dicen que bien está lo que bien acaba.
Ahora a esperar al sábado de nuevo, a seguir buscando noticias de nuevas incorporaciones, de nuevas “desvinculaciones” deseando leer algo, lo que sea para que esa sonrisa que dicen desde el club , va a volver a los zaragocistas sea algo real y no solo una campaña publicitaria.
Mientras habrá que irse acostumbrando a nombres como Mirandés, Lugo, Ponferradina… porque son los rivales que nos va a tocar sufrir durante al menos 41 partidos más.
Y eso es todo una semana más, una semana menos desde aquí, desde Tierra Comanche, donde, no seré zaragozano, zaragocista el primero.
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