Algunos , cuando vemos a alguien "diferente" no nos atrevemos a acercarnos a él, tenemos miedo, ¿miedo a que? no se sabe, pero con ese miedo a lo diferente nos perdemos muchas cosas de la vida... demasiadas.
A cinco minutos de mi casa, hace dos años se abrieron las puertas de un polideportivo, construido de ladrillo color crema y baldosas de granito color grisáceo, repartidas de forma aleatoria entre su fachada, y la parte exterior de su suelo.
En un letrero de color rojo intenso, su nombre hace trazos en blanco… SIGLO XXI.
Su interior esta dotado de piscina cubierta, gimnasio de fitnnes, SPA, pistas de padel, y en la misma cancha dándose la mano, comparten graderío; el baloncesto, el balonmano, el voleibol y el fútbol sala.
Estando abonado a la piscina y el SPA, acudo a nadar cuando mi cuello me lo permite, y al SPA tres veces por semana.
La natación me parece un deporte agradable, siempre que se practique despacio, y sintiendo a través de los movimientos el contacto de la piel con el agua, aunque para los amantes del dialogo no es buen lugar, en cambio el SPA, aparte de purificarte mediante el sudor y la relajación, es un lugar optimo para hacer nuevas amistades.
El SPA se estreno este año, en el he encontrado un@s cuant@s amig@s, con l@s que compartir muy buenos momentos.
Os voy a contar como me hice amigo de uno de ellos.
Me considero un gran observador de todo lo que me rodea, pero lo que más me seduce es observar a las personas, y me guió por mi intuición en detrimento de mi raciocinio, a la hora de entablar nuevas amistades.
Un día al entrar en el baño de vapor, salude a la única persona que se encontraba dentro, pero mis oídos no hallaron respuesta, a veces la gente se relaja en exceso cuando esta en su interior, por ello no le di importancia, en cambio cuando salio si que se despidió de mi. Pasados unos días estaba sentado en el banco de la sauna, a través de sus cristales reconocí a la persona del encuentro antes mencionado, que caminaba por el exterior, pose mis ojos en el, atentamente observe sus movimientos, intuía algo “raro” en el, pero no acertaba a saber que era, acto seguido entro en la sauna donde yo me escurría como una bayeta, al entrar dejo la puerta sin querer abierta, amablemente se lo dije y este únicamente me miro sin decir palabra, faltándome poco tiempo para salir no dije nada.
Salí desconcertado con la forma de actuar de esta persona, pero sin yo saberlo faltaba poco para que el misterio se desvelara.
Días más tarde volvimos a reencontrarnos en la sauna, yo estaba dialogando con otra persona, pero el que pronto sería mi nuevo amigo permanecía en silencio, la persona con la que yo estaba hablando salio, nos quedamos los dos solos, entonces el hablo y dijo:
- "Me hubiera gustado hablaros, pero no lo he hecho por que soy sordo"
en segundos mi mente rememoro todos nuestros encuentros, llenando de luces las sombras. ¡¡Pero hombre!! Haberlo dicho y hubiéramos hablado más alto, no, no, me repuso, no es cuestión de hablar más alto, si no de hablar despacio modulando la voz, y a ser posible mirándome a la cara para que yo pueda leer los labios, estuvimos hablando un rato y nos despedimos, el resto lo hizo el tiempo y la coincidencia de horarios.
Con el paso de los días fuimos ganando en confianza, lo que nos permitió compartir mutuas vivencias.
Ha sido la persona que me ha regalado las palabras más bonitas, que últimamente escuchan mis oídos.
Hace pocos días estábamos hablando sobre la sordera, yo le comentaba que había escuchado que había unos injertos, que podían hacer más llevadera la vida de los sordos, el me dijo que ya los conocía, pero que el teniendo un 55 % de déficit auditivo, y siendo sordo de nacimiento se sentía bien como estaba,
Le dije :
-"la verdad que hablas muy bien para ser sordo, además eres una persona muy abierta, y esto imagino que te habrá facilitado mucho las cosas le conteste, si pero no todo depende de uno, también necesitamos de la colaboración de los demás"
y posando sus ojos en mi me dijo:
-"yo hacia tiempo que te observaba y me fije que eres una persona, que no haces distinciones a la hora de hablar con la gente, si no todo lo contrario hablas con todo el mundo, por eso el día que nos quedamos solos en la sauna te dije que era sordo, porque pensaba que sabrías comprenderlo y que podría hablar contigo, no todo el mundo se toma el interés suficiente y te dejan a un lado"
ocultando tras una sonrisa que sus palabras me habían tocado, le dije:
"tu eres sordo y habrá veces que para ti sea un problema, en cambio para mi hablar contigo no supone ningún problema, o acaso tu le das importancia que a mi a veces se me mueva la cabeza", el también sonriendo me dijo que no.
Escuchando a este nuevo amigo, estoy conociendo la vida a través del corazón de un sordo. Sus limitaciones, sus penas, sus esfuerzos, sus alegrías, sus esperanzas, sus sueños, es como si yo habitara en otro planeta completamente distinto al suyo.
Como casi siempre lo normal me seduce poco, y lo misterioso o desconocido llama mucho más mi atención.
También he aprendido que puedo ser el observador observado, y que nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos, casi nadie más lo hace.
Dedico este escrito a los familiares y amig@s, que eligen compartir su vida o parte de la misma, con las personas que tenemos algún tipo de dolencia crónica. Gracias por vuestra empatía, por vuestra comprensión, pero sobre todo por vuestra admiración, que me consta que algun@s de vosotr@s nos tenéis, esta es la que nos hace sentirnos fuertes en los momentos de debilidad, y predispuestos a intentar levantarnos todos los días con una sonrisa.
Bueno, y eso es todo por esta vez , otro día, teclas, os cuento más cosas.
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