Hace muchos años que tengo un gran amigo, el es visible, pero pulsando un botón y girando sus ruletas, se escuchan las voces de los much@s amig@s que en el habitan. Llegan a mi de forma invisible, a través del espacio, mediante las hondas, imagino que ya sabréis de quien estoy hablando. Mi amigo no es otro que mi transistor de radio. Empecé a conocerlo con dieciséis años, que era los que tenia cuando inicie mi vida laboral, por aquel entonces era barnizador, teníamos un aparato de radio medio roto, y maltrecho que nos hacia más llevaderos los días, como éramos cuatro los compañeros que trabajábamos en torno suyo, imperaba la ley de la mayoría, la votación deparaba la música de los Cuarenta Principales, saliendo de su altavoz nos visitaban todos los cantantes de moda, para mi ninguno era bueno, yo que vivía de no sujetar las riendas de mi rebeldía, mis grupos favoritos no tenían la entrada permitida en la hondas radiofónicas. No en todos los trabajos que realice estaba permitida la radio, en otros teníamos hilo musical, que después de parlamentar con las compañeras de trabajo, llegábamos al acuerdo de cambiar días sin fin de música, por tardes de fútbol. Pero cuando mi relación con el se hizo más intima, fue cuando era calderero y soldador, la faena más ingrata de todas era el repaso de virolas, (trabajo consistente; en pegarte la gran paliza con una piedra esmeril reduciendo los cordones de soldadura industrial hasta dejarlos lisos, dichos cordones eran la unión de tubos, de entre una y tres toneladas de peso), siendo como he dicho un trabajo poco ameno la radio los convertía en momentos de risas, cuando llamaban a las puertas de mis tímpanos, Guillermo y Juan Luís, los "Gomaespuma", he llegado a cambiar mis faenas de curvar en el rodillo, por las que hacia en aquel entonces mi compañero Seku, que era limpiar a cepillo todo el taller, cambiaba conocimientos y trucos de curvar, por la pasión de escuchar la radio. Años más tarde entre a tabajar en una Multinacional, por su forma de trabajar alemana en todos los aspectos, el escuchar la radio estaba terminantemente prohibido, por la Medidas de Seguridad he Higiene Laborales, aun así cuando llevaba un tiempo ya prudencial hable con unos de mis compañeros y amigos, exponiéndole mi idea. Nuestro trabajo consistía; en soldar puertas para ascensores, unas de forma manual con la soldadura semiautomática, donde era imposible emplear la radio por tener que llevar gafas, y casco de soldadura, y otra que era soldar en la maquina multipuntos, en ella podíamos emplear unos cascos que eran para evitar los ruidos procedentes de la misma, idee un plan, que no era otro, que comprar un transistor de radio lo suficientemente pequeño, para que cupiese dentro de una de las orejeras de los cascos, me lleve los cascos al Corte Ingles explicando lo que quería, al día siguiente volví con el invento acabado y funcionando, desde ese momento siempre que alguien se ponía en la maquina multipuntos me pedía los cascos, que yo por supuesto les dejaba, mi compañero también se hizo unos como los míos. Siendo una radio, llego a oídos del encargado, que después de revisarme el invento y esbozar una sonrisa, dijo; por mi podéis escucharla siempre que no haya problemas con la faena, eso si, si se entera el Jefe de Producción, yo diré que no sabia nada, vale trato hecho, dijimos. En aquel entonces trabajaba a turnos rotativos de mañana y tarde, por las mañanas escuchaba Onda Cero, era el maestro Luis del Olmo y sus contertulios los que me hacían compañía, el día que más disfrutaba era el viernes con el "Jardín de los bonsaís", que eran voces que parodiaban a políticos, deportistas o personajes famosos del momento, en el turno de tarde era la hora de los "fosforos", de otro maestro Carlos Herrera, también solía cambiar a la SER las tardes que había eventos deportivos, osease fútbol. Actuamente sigo teniendo el mismo transistor de entonces, mi madre me compro uno nuevo pero le dije que hasta que no dejase de funcionar nunca lo remplazaría, no son pocas las veces que lo saco en el autobús en el intento de regular la emisora deseada, y alguna persona lo mira con cierto desden, sabiéndose portador del ultimo MP3, pero los entiendo, ellos ven un viejo transistor, yo en cambio veo un viejo amigo. Ahora que dispongo de más tiempo libre escucho bastante la radio, antes escuchaba tertulias políticas de todas las cadenas, pero hace ya algún tiempo que estas han perdido interés para mi, bajo mi entender están demasiado politizadas y carecen de neutralidad, aun así hay veces que las sintonizo para no perder el hilo de lo que pasa en el mundo. Mis programas favoritos son; "La rosa de los vientos" programa de historia, ciencia, enigmas, medio ambiente, el año pasado murió su mentor el maestro Cebrian, pero este es un programa de culto y siguió adelante, para hacer honor a Alejandro Magno, personaje histórico preferido por Cebrian, que se despedía con "Gloria y Honor", "Cuarto Milenio" de Iker Jiménez, "Carrusel Deportivo" de la SER, dirigido por Paco González y amenizado por sus "chalados" contertulios deportivos, "El Larguero" de José Luís de la Morena, la "Noche menos pensada" de Radio Nacional de España, dirigido por J.J.Hache, aquí he conocido artistas, compositores, escritores, poetas, historiadores, científicos, políticos, y un sin fin de interesantes personajes, este año muy a mi pesar no se emite. La radio para mi es; la dicha otorgada por la risa, es alegría en momentos de tristeza, es compañía en momentos de soledad, es sapiencia que llena mi ignorancia, es la seducción que aflora de la voz, es aprender a escuchar y comprender a los demás, es todo esto y muchas cosas más que me aguardan por descubrir. El año pasado, durante la Expo, se emitió desde el Palacio de los Congresos de Zaragoza, "El Larguero", era la primera y única vez que he asistido a un programa de radio en directo, cuando comenzó me sentía como si estuviese dentro de mi transistor, conocer las caras de las voces que te hacen compañía al acostarte, fue para mi un momento maravilloso, que guardo con sumo agrado en mi recuerdo. Imagino que mi amor por la radio es compartido por muchos de vosotros, solo hay que escuchar las cifras de oyentes de cada año, y cada día somos más las personas que elegimos este antiguo, pero cautivador, medio de enseñanza y comunicación.
Como siempre, chao, chao.
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Bueno teclas, otro día ver si ha vuelto la inspiración esa y pongo algo de mi cosecha.Hasta luego teclas.
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